Signos de bajo amor propio

Por favor, te pido que seas escéptico/a con todo lo que voy a decir, no tengo la verdad absoluta. Siempre compruébalo. Hoy hablaré de un tema que por lo que he podido observar, brilla por su ausencia en esta sociedad egótica: el amor propio. Algunos síntomas que se manifiestan en esta falta de amor propio son:

  • Comparación. No sabes cómo lo haces, pero siempre terminas comparándote con los demás: tu belleza, tus posesiones, tu statu quo, tu inteligencia etc. De aquí surgirá  el complejo de inferioridad, creyéndote que eres "menos" que el otro. También se puede visualizar un complejo de superioridad, creyéndote que eres "más" que el otro.
  • Víctima. Te gusta compadecerte de la vida que llevas. Tu actitud no es la de tomar responsabilidad sobre ti mismo.
  • Quejas y más quejas. No eres capaz de aceptar la realidad. Coges una vibración negativa en la que tu ego quiere imponer sus deseos y necesidades.
  • Juicio. Siempre acabas criticando a los demás con perseverancia. A  lo mejor lo que estás ocultando es una fuerte envidia.
  • Dependencia. Tu bienestar emocional está sujeto siempre a lo externo: tus creencias religiosas, el tarot, tu pareja... Tienes como patrón mental tu cese de sufrimiento en el futuro, olvidándote del Ahora.
  • Miedo al error, al rechazo y a la incertidumbre. Tienes como creencia la de necesitar hacer todo bien. Te tomas el rechazo como algo personal; ya sea en el ámbito laboral, estudiantil o en el momento de buscar a alguien para tener alguna experiencia en tu alcoba. Por último la ansiedad extrema se apodera de ti ante cualquier circunstancia venidera.
https://www.fueradmatrix.es/2019/09/presentacion.html

La ley de la impermanencia

Por favor, te pido que seas escéptico/a con todo lo que voy a decir, compruébalo con tus experiencias. No tengo la verdad absoluta. No renunciamos. No nos desapegamos de lo mundano: las posesiones, la familia, los amigos, la pareja, el dinero... Todo esto es cíclico. Un juego de puras formas donde buscamos nuestro sentido de identidad. No llegamos a hacernos la pregunta más profunda y que realmente nos llevará a la paz interior: ¿Quién soy? Una pregunta que nos llevará a valorarnos por nuestra Esencia sin nada egótico. La cosa empieza a ponerse realmente turbia cuando empezamos a ligar nuestro valor con nuestras situaciones de vida. Creemos que tenemos una vida cuando en realidad somos Vida. Así de inconsciente está el mundo. Una continua lucha con lo que es creando conflictos internos que nos alejan más y más de la felicidad interna. Comencemos por la autoaceptación incondicional de nosotros mismos. Sé tú el cambio que quiera ver en este mundo permitiéndote simplemente Ser. Esto no significa que te comportes como un jodido palo o como robocop sin pena ni gloria. Empieza a cambiar el trato que tienes con las cosas, dándote cuenta de que nada es para siempre y que tú eres no eres ni "más" ni "menos". Ya eres. Concluyo dando gracias a Siddharta Gautama (Buda) por esta enseñanza.

¿Ignorantes o despiertos?

Por favor, sé escéptico/a  con todo lo que voy a decir, comprobándolo con tus experiencias. No tengo la verdad absoluta. Hoy voy a hablar de los cuatro niveles de conciencia existentes, que conocí gracias al escritor Borja Vilaseca. En el primer nivel encontramos la ignorancia: Es un estado en el que estamos totalmente identificados con nuestros pensamientos y creencias. Somos esclavos de las circunstancias, a las que les damos todo el poder. Estamos sumergidos en el tener y no en el Ser. En el segundo nivel nos encontramos conscientes de nuestra ignorancia: Nos hemos dado cuenta que el poder sobre nuestras emociones lo tenemos nosotros, empezando a cuestionar nuestras creencias. Todavía nos seguimos perturbando bastante, pero se inicia un cambio de paradigma. En el tercer nivel está la consciencia: Controlamos el ego y lo aceptamos. Nos encontramos empoderados, aunque alguna vez nos perturbemos. En el último nivel somos observadores de nuestra consciencia. Nos encontramos plenamente anclados en el aquí y en el ahora. No hay dualidad, quedándonos conectados con el Ser. Somos seres imperturbables. Estamos despiertos.

Joder, no quiero ir al infierno...

Por favor, te pido que seas escéptico con todo lo que te voy a contar. Compruébalo con tus experiencias. Vuelvo a repetir que no tengo la verdad absoluta y sólo es mi punto de vista. La Iglesia nos ha aterrorizado con la idea del infierno desde hace milenios. Nos adroctrinó bajo una serie de leyes morales para que la cumpliésemos y así ir a ese supuesto cielo donde se encuentra el Reino de Dios. De algún modo malinterpretó las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Ese hombre que repetía una y otra vez: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Con esto quiso decir que la salvación se encontraba dentro de nosotros, entrando en un nivel de consciencia en el cual reconectáramos con nuestra Esencia. Este estado de total conexión con el Ser lo denominó "cielo". En este momento surgirá un gran gozo interno, cuya felicidad dependerá sólo de nosotros mismos. Y...,¿ qué es el infierno entonces? Te preguntarás. El infierno no es más que ese estado profundo de inconsciencia e ignorancia donde estamos identificados con nuestro ego, con esa máscara que llevamos portando desde hace años llevándonos al sufrimiento. En este nivel es donde emergen diferentes trastornos mentales como la ansiedad, depresión etc. En mi caso surgió como un trastorno de ansiedad generalizada que ha durado varios años. Gracias al autoconocimiento y a la sustitución de creencias arraigadas por otras más racionales he podido pasar a otro nivel de consciencia. En el próximo post comentaré los cuatro niveles de consciencia existentes, conociéndolos por el escritor Borja Vilaseca.

Casarse, echarse novi@...= ¿AMOR?

Por favor, no te creas nada de lo que digo, compruébalo con tu propia experiencia de vida. No tengo la verdad absoluta y sólo hablaré desde mi punto de vista. Cosas como el matrimonio o el noviazgo tradicional, están sujetos a contratos y acuerdos guiados por un deseo egoico. Colocamos en la otra persona nuestra salvación, exigiéndole que nos haga felices. Pensamos que la otra persona es de nuestra propiedad, dándose de forma recíproca. Se crea una especie de cárcel, donde la obligación de que el individuo que tenemos en frente cumpla una serie de estándares, sin aceptarla tal y como es convirtiéndose en el principal aliciente de estos vínculos. No se comparte el amor,que sólo se profesa de dentro hacia fuera del Ser forjándose apegos adictivos como la peor droga. Buscamos en estos acuerdos  a alguien que nos complete, pero sin darnos cuenta que nosotros somos seres totalmente plenos. Es fascinante como se pasa del supuesto amor que tanto sentíamos hacia esa persona al odio más absoluto, porque se produjo una infidelidad colocándonos la correspondiente cornamenta. Finalizaré diciendo que crear una relación consciente es posible, aunque esta vez tengamos que cuestionarnos a nosotros mismos actuando la otra persona como nuestro reflejo,donde nos proyectaremos  y aceptaremos la realidad reconectando con nuestro Ser.

La trampa del ego espiritual

Por favor, no te creas nada de lo que digo, compruébalo con tu propia experiencia de vida. Cuando emprendemos el camino del desarrollo espiritual es totalmente normal que nos perturbemos, nos enfademos y nos pongamos melancólicos por hechos que en sí no tienen poder sobre nosotros, salvo la interpretación que nosotros le demos. Retrocederemos varios pasos, avanzaremos muchos otros, pero nunca de una forma lineal. El llamado ego espiritual surge cuando nos exigimos la felicidad a toda costa, cuando nos presionamos en no perturbarnos  o  cuando buscamos asiduamente la paz interior. No abrazamos ni aceptamos nuestro lado oscuro eludiendo nuestro ego sin  integrarlo. Sólo podremos despertar cuando amemos todo de nosotros, tanto nuestras cualidades, como defectos y demonios internos.

La esencia

Como diría el filósofo colombiano Gerardo Schmedling: no te creas nada de lo que digo, experiméntalo. La esencia se corresponde a lo No Manisfestado, yendo más alla del mundo de las formas y de la superficie. También denominado Ser, cuando nos conectamos con ella, somos capaces de adquirir un nuevo nivel de consciencia donde emergerá el amor y la paz. Estamos libre de juicios, en una profunda aceptación del presente, del aquí y del ahora. En este estado no hay condicionamientos de ningún tipo, fluyendo las verdaderas pasiones del individuo. Tampoco existe el conflicto, la resistencia y el sufrimiento. Nos desidentificamos de las circunstancias, de la situación de vida, posesiones...


¿Qué es el ego?


El ego es nuestro falso yo, una identidad forjada a lo largo de los años que tiene su origen en el nacimiento y que ha servido como mecanismo de supervivencia. Con el ego creemos que somos una serie de pensamientos irracionales, valores y juicios que han sido implementados por una sociedad totalmente inconsciente. También nos llegamos a identificar con nuestras posesiones y circunstancias colocando nuestra felicidad siempre en lo externo. Es lo que nos mantiene disociados del presente, creando el llamado tiempo psicológico y colocando nuestra atención en el pasado o futuro. Nos mantiene enajenados de nuestro verdadero Ser. En el ego encontraremos miedo y separación, pero nunca amor.

¿Quién soy?




SERVICIOS DE COACHING EMOCIONAL: TITULADO POR LA UNIVERSIDAD ANTONIO DE NEBRIJA.

Me presento, soy un chico con 23 primaveras a sus espaldas, cuya vida ha estado marcada de sufrimiento y una gran influencia egoica desde que nació. Desde 2014 al 2019, he pasado por varias crisis y vacíos existenciales con un paradigma disfuncional llevado por mi mente egotista. En este blog hablaré de la reconexión del ser y el autoconocimiento, tratando temas como el despertar de la conciencia dirigiéndonos a nuestra esencia. Concluyo diciendo que la felicidad es un camino, no un lugar. Por favor, no te creas nada de lo que digo, experiméntelo. Sé lo frustante que puede ser el hecho de tener ansiedad, dando palos de ciego de un lado para otro sin ninguna solución. Un placer, Agustín Narváez.






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