Miedo a la mediocridad

 No tengo la Verdad absoluta. El ser humano está lleno de numerosos miedos. Muchos de ellos son completamente irracionales. Hay algunos que nos pueden potenciar y ayudar a superarnos. En este caso nos encontramos con el miedo a ser mediocres. Porque si disponemos de un terror fuerte en convertirnos en personas sin perspectiva de futuro y sin ningún buen propósito de vida no nos quedaremos estancados nunca más. Estaremos en la senda correcta. Una senda que no es fácil de recorrer,pero es la más satisfactoria de efectuar. Disfrutando del proceso en todo momento se podrá llegar mucho más lejos.  Es algo que necesitamos comprender. Ya que en multitud de ocasiones nos enfocamos más en el resultado que en el trayecto. Si somos capaces de cambiar esta forma de gestionar nuestros méritos y logros podremos tener una nueva perspectiva. Una perspectiva que nos ayudará a elevar nuestro nivel de consciencia. Creando una profunda revolución interna.

La locura

 No tengo la verdad absoluta. Estamos muy acostumbrados a escuchar este término, pero pocos sabríamos como definirlo. Por eso es importante saber lo que acarrea. ¿Cuál es su significado más profundo? ¿Cómo deberíamos de interpretarlo? Es muy fácil designar en algunas ocasiones algunas cosas como locura, pero poco nos ayudará a mantener una buena salud emocional si seguimos esta vía. Tenemos que  tener claro que la locura llega en aquel momento en el que damos mayor importancia a cosas que no las merecen, a cuando damos mayor relevancia a nuestro pasado y a nuestro futuro sin vivir plenamente el presente. Aquí  surge la neurosis. Esa sensación que nos deja petrificados ante la vida con una absoluta vulnerabilidad. Siempre podemos trabajar mentalmente para disminuir la neurosis. Algo fundamental si queremos trascender en lo que a consciencia se refiere. Conseguir un nivel más elevado de consciencia puede parecer difícil, pero no imposible. Todo es cuestión de ir trabajando nuestras zonas más oscuras e ir iluminándolas poco a poco. ¿ Cómo se consigue todo esto? Te preguntarás. Pues con una absoluta certeza que lo que nos hace verdaderamente fuertes es centrarnos en nuestra presencia. Eso sí, sin exigirnos. Sin presiones. Dirigiéndonos a un punto en el que somos responsables de cuidar nuestra mente.